jueves, 17 de enero de 2013

Experimental

Como ya sabemos,  la música puede influir positiva o negativamente en nuestro organismo y en nuestro estado anímico. Diversos investigadores en la materia han llevado a cabo distintos experimentos que ponen de manifiesto estos efectos. David Merryl diseñó un experimento para determinar como la música afecta a la capacidad de aprendizaje de los ratones. Cogió un número determinado de ratones y los dividió en dos grupos. A uno de los grupos lo puso a escuchar música clásica, mientras que el otro escuchaba heavy metal. Pretendía valorar así, que efecto tenía,  y si el tipo de música influía en la motricidad de los ratones a la hora de desplazarse por los distintos laberintos de la jaula, es decir, quería comprobar si unos se orientaban y movían más rápidamente que otros. Lamentablemente, no pudo concluir el experimento. Al juntar a todos los ratones en la misma jaula, los que habían estado escuchando heavy mataron a los que habían escuchado música clásica.
 La influencia y el efecto que las ondas sonoras y sus vibraciones producen en nuestro cuerpo, se puede comprobar fácilmente realizando un sencillo “experimento”. Basta con cronometrar nuestro ritmo cardiaco en estado de reposo y anotarlo. Una vez hecho esto, se repite la misma operación escuchando música atentamente, mientras alguien cronometra nuestro ritmo cardíaco en distintos intervalos de la misma. Compara los datos. Un consejo, NO hagáis ninguno de estos experimentos con Dissipate.
 

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